¡Buenos días a todos!
Para los que no me conocéis, me llamo Judit y soy la molesta hermana del novio. Para ser sincera, no tengo muy claro que hago aquí, delante de todos vosotros, no soy de hablar delante de tantas personas, pero me dijeron que aunque fuera sacara algo de internet y mi vena escritora está un poco dolida, así que me he pasado los últimos quince días, llevando una libreta al trabajo para poder plasmar mis sentimientos y buenos recuerdos. Así que allá voy:
David, Beli:
En primer lugar quisiera deciros lo mucho que me alegra veros ahora mismo aquí juntos, contrayendo matrimonio. Estáis rodeados de familiares y amigos, de gente que os quiere, de personas que os han acompañado en algún momento de vuestras vidas y para quienes sois importantes. Por todo ello no podemos más que alegrarnos de que estéis hoy formalizando que vais a unir vuestras vidas para siempre. Es momento muy importante y muy bonito para vosotros, y para nosotros por poder compartir a vuestro lado. En fin, no quería dejar pasar esta oportunidad para deciros lo mucho que significáis para mí.
Empiezo contigo, David.P
Qué puedo decirte que quepan en unas cuantas páginas.
Eres mi hermano mayor, mi mejor amigo, mi confidente, mi kage de la nieve y un gran pilar.
Eres unos años mayor que yo, lo que en un principio no sirvió para que te convirtieras inmediatamente en ese hermano mayor protector, de hecho nuestra relación comenzó siendo muy tensa.
Cuando nací y mamá te acompañó hasta esa sala de neonatos para que me conocieras, tú ni siquiera pusiste mucho empeño en buscarme. Para sorpresa de mamá, tu agarraste su mano, la miraste con tu inconfundible mirada cálida y le soltaste un ¿Ya podemos irnos a casa? como si todo eso no fuera contigo. Claro está, mamá después de nueve meses de embarazo muy duros (lo siento, mamá), te dijo que no os podíais ir sin mí, aunque a ti realmente te daba lo mismo, tu querías seguir siendo hijo único.
Bueno, no conseguiste ninguno de los dos, ya lo siento.
Con el paso del tiempo... todo siguió exactamente igual. Tú queriendo ser hijo único y yo poniendo todo de mí para afianzar ese sentimiento. Nos convertimos rápidamente en un gran equipo que daba siempre el 50/50
Yo tenía panico a las arañas y tu me escondias bichos de plastico por la habitación.
Yo recortaba tus albumes de pokemon y tu me pegabas.
Un verdadero equipo sin duda.
Ahora bromas aparte. Sabes de sobra que tú y yo de pequeños no nos llevábamos demasiado bien, pero en serio, santa paciencia la tuya.
Viendo cada una de las películas de Disney mil veces conmigo, cediendo tus playmobil y dinosaurios, porque las barbies y el maquillaje no eran para mí.
Jugando a peleas de leones aunque fueran dos minutos porque siempre me ganabas.
Jugando al futbol en el patio del colegio del pueblo y haciendo chilenas que acababan con camas rotas (tu ya me entiendes), pero por suerte y con el tiempo, empezamos a comprendernos y a cuidarnos el uno con el otro.
Como aquella vez en el colegio ¿te acuerdas? Yo estaba en tercero y tu en quinto de primaria, un día durante el recreo, mis compañeros de clase me acorralaron y empezaron a golpearme, en cuanto lo viste, viniste y te pusiste delante de mí, convirtiéndote así en mi escudo humano, no te defendiste y recibiste todos los golpes.
Años más tarde, recuerdo que me confesaste que aquel incidente fue revelador para ti y lo que hizo que te convirtieras en policía.
Eres alegre, divertido, cariñoso y siempre estás dispuesto a ayudar a los demás. No sé cómo lo hacer pero siempre consigues sacarme una sonrisa y animarme aunque sea el peor día de mi vida.
Me aceptaste con mi carácter de mierda, mis cosas frikis y la música de mis mariquitas coreanos que siempre insisto en que escuches. Me dejaste formar parte de TDA, convenciste a mamá y a papá en más de una ocasión para que no me castigaran o me dejara ir a un concierto a otro país.
David, eres una bellísima persona y me siento muy orgullosa de ser tu hermana.
Por todo ello, por estar siempre a mi lado, por tu alegría y por tu energía. Gracias David.
Ya sabes lo importante que eres para mí.
Respecto a ti, Beli.
Nunca te lo he dicho, pero me hace muy feliz que te vayas a convertir en mi cuñada (oficialmente), en la mujer de mi hermano.
Eres una persona alegre, sensible, cariñosa, trabajadora y familiar.
Recuerdo con mucho cariño esas quedadas para ir al cine cada miércoles o jueves los tres juntos, el verano que probamos el mini golf, o esos dos conciertazos de Fall Out Boy y Panic! at the Disco en Madrid. No os negaré que lo echo de menos.
Desde el fondo de mi corazón, quiero que sepáis que siempre estaré para lo que necesitéis, pase lo que pase.
Os veo juntos y no puedo más que alegrarme por vosotros, por vosotros y por todos los momentos que compartiréis a partir de ahora. En serio, os veo un futuro genial juntos, os complementáis y formáis una pareja espectacular, en una relación bonita y sana que muchos envidiamos.
Estoy deseando ser parte de ese futuro como lo he sido hasta ahora y ver como la familia crece con unos sobrinitos que pueda malcriar como buena tía que seré.
Y no, el comodín del gato a partir de ahora ya no me sirve.
En fin, no soy de decir estás palabras pero... ¡Os quiero!
¡Ah! y David.
¡Llama de vez en cuando!