martes, 29 de enero de 2013

3. Cara a Cara


Jaejoong metió la llave en la cerradura de la que había sido su casa, temiendo que no encajase, que Yunho y Changmin, o tal vez la SM, la hubiesen cambiado. Pero la llave se introdujo sin ningún problema en el mecanismo, haciéndolo girar con la suavidad que sólo podía provocar el uso. Jaejoong tragó saliva y abrió la puerta despacio, casi como a cámara lenta, temiendo lo que iba a encontrarse detrás. Había intentado no pensar en ello, no imaginar lo que podría ver, lo que podría significar que Yunho y Changmin no hubiesen podido coger el teléfono, pero miles de imágenes de momentos que él mismo había vivido en la SM, de lo que había padecido, acudían a su mente una y otra vez...

No quería volver a ver a Yunho magullado por cualquier estúpida cosa que la compañía dijese que había hecho. Y a Changmin... En el pasado, entre él y Yunho habían logrado que la mayoría de las cosas no llegasen hasta él, que no le afectasen. No todas, pero sí una buena parte. Que él ocupase su situación ahora, que quisiese pagar por las acciones de Yoochun, Junsu y él...

Dios, tenía que ser una broma. Kyuhyun se estaba divirtiendo a su costa, vengándose por haber dejado a Changmin y a Yunho en esa situación. Tenía que tratarse sólo de eso.

Terminó de abrir la puerta y dio un paso hacia el interior. A pesar de ser casi las cuatro de la tarde, todo estaba a oscuras. Las cortinas estaban corridas, impidiendo que el sol entrase en la estancia, y ni una sola luz parecía estar encendida. Jaejoong caminó hacia el interior como en trance, sin molestarse en cerrar la puerta, sintiendo cómo el un opresivo silencio se cernía sobre él. Hacía casi cuatro años que no ponía un pie en esa casa, que no entraba en ese apartamento donde había vivido tantas cosas, donde había sido tan, tan feliz. Y tan desdichado. Su último recuerdo databa del día en que habían cogido sus maletas y dejado a Changmin y a Yunho en el salón, con sendas máscaras indiferentes que nunca lograrían engañarlo a él. Eran para los otros, los matones de la compañía que habían enviado para asegurarse de que abandonaban realmente la casa.

Jaejoong había intentado regresar alguna vez, aunque fuese sólo por tenerlos delante, pero siempre se había encontrado la puerta vigilada, no sabía si para evitar que ellos contactasen con Yunho y Changmin, o para evitar que estos se fuesen. Yoochun había tenido que arrastrarlo a la fuerza la última vez para que saliese de ahí, y había terminado pagando su mal humor con él y con Junsu.

¿Qué significaba la falta de vigilancia justo en ese momento? ¿Changmin y Yunho se habrían mudado? ¿Anticiparían su visita tras el juicio y habrían querido evitarla? Un millar de preguntas se agolpaban en su mente a cada paso que daba, al mismo tiempo que su desesperación crecía. Necesitaba respuestas. Necesitaba que todo ese mar agitado que rugía en su interior se calmase. Necesitaba el calor de sus cuerpos y la fuerza que sólo eran capaz de darle sus gestos, sus sonrisas... sus miradas. Necesitaba oírles decir que todavía era su Jaejoong, su molesto y excesivamente sobreprotector Jaejoong.

Los necesitaba a ellos. Por entero.

Entró en el oscuro salón, recorriéndolo con la mirada gracias a los pequeños haces de luz que se colaban entre las cortinas. Todo estaba igual. Los muebles seguían en el mismo sitio, la misma decoración, el mismo desorden y las mismas fotos... las fotos de todos, de los cinco...
Ver esas fotos ahí fue para Jaejoong como una daga directa a su pecho, atravesándolo de forma certera. Dolía y aliviaba al mismo tiempo, en una mezcla confusa de emociones. Eran recuerdos de todos esos momentos en que se había sentido completo, los que llenaban su pecho y laceraban su piel. Momentos que quizá nunca volvieran...

Las habían conservado. Un recordatorio constante de lo que habían sido. De ellos.

El corazón de Jaejoong latió más deprisa y su garganta se contrajo debido al miedo. Tragó fuertemente y aceleró el ritmo de sus pasos mientras se dirigía hacia el pasillo, hacia las habitaciones... Si lo que había leído en el blog de Changmin era cierto, ese había sido el problema. Que pensasen en ellos. Demasiado.

Ni siquiera se molestó en encender las luces, conociendo como lo hacía cada centímetro de esa casa hasta con los ojos cerrados. Por ese motivo, en su apresuramiento, resbaló al pisar algo y estuvo a punto de caerse al suelo. Apoyándose con la mano izquierda en la pared, volvió la vista hacia abajo, intentando averiguar lo que había pisado, algo que, estaba seguro, no pertenecía a ese lugar.

Era un jersey, un jersey que él le había regalado a Yunho mucho tiempo atrás. Uno de los últimos regalos que le había hecho, poco antes de aquella desastrosa tarde en el salón...

Se agachó para recogerlo, con manos mucho más temblorosas de lo que hubiese deseado. Por alguna razón era incapaz de controlar su propio cuerpo. Tenía un presentimiento espantoso, y a cada paso que había dado dentro de esa casa que antaño había sido suya, este se había incrementado. Ese jersey era algo que Yunho no dejaría olvidado en cualquier parte, estaba seguro. No después de saber lo que sabía, de ver cuanto los había extrañado. No después de que fuese justamente esa prenda la que cubría su cuerpo en el juicio...

Que estuviese ahí tirada, llena de manchas oscuras, no podía ser una buena señal.

Avanzó un par de pasos hasta el interruptor de la luz para intentar ver mejor la prenda. Y cuando la bombilla se encendió no fue capaz de seguir respirando.

Sangre. Las manchas oscuras eran roja e inequívoca sangre.

Un escalofrío lo recorrió de arriba abajo mientras su respiración se volvía errática. Apretó con fuerza el jersey en su puño derecho y echó a correr como si lo persiguiese el diablo en persona. No era capaz ni siquiera de pensar, de crear una hipótesis, una explicación razonable o una excusa. Todo lo que había en su mente era el deseo instintivo e irracional de encontrarlos, de verlos...

Abrió de un golpe seco la habitación que había pertenecido a Junsu y Changmin, pero estaba vacía. Había ropa y enseres personales, lo que quería decir que todavía era usada por alguien, pero ese alguien no estaba ahí. Corrió a la siguiente, mordiéndose el labio inferior, tratando de evitar que le temblara. Ese había sido el cuarto que compartieran Yoochun y él, pero también estaba vacío. Y a juzgar por la pequeña capa de polvo que lo cubría todo, nadie lo estaba usando.

Avanzó a trompicones hasta la puerta de la habitación de Yunho, el corazón latiendo con fuerza, sudor frío humedeciendo sus palmas. La abrió con fuerza, tanta que la puerta rebotó contra la pared con un golpe sordo, quedando abierta de par en par.

Esa no estaba vacía.

Las cortinas estaban echadas, y la oscuridad era absoluta, pero la luz que él había encendido en el pasillo le permitía ver con meridiana claridad las dos figuras que estaban sobre la cama. Cuerpos que ni siquiera habían sido cubiertos por las sábanas. Y era más que evidente por qué: Aun la tela más suave molestaría sobre una piel tan maltrecha como la que tenía en frente.

Jaejoong se quedó paralizado en el umbral, su puño derecho apretando todavía el jersey de Yunho, la respiración contenida. No, no se trataba de ninguna de sus pesadillas, porque ni siquiera estas habían sido tan crueles. Ninguna de ellas había incluido a su Yunho y su Changmin cubiertos de moratones y vendas, tantos que apenas se podía distinguir el color verdadero de su piel. En ninguna había visto el ojo hinchado con que Yunho lo contemplaba, todavía desorientado por haber sido despertado de ese modo tan brusco. Ninguna lo había preparado para ver el rostro perfecto de Changmin herido y desencajado por el mal aspecto que ofrecía su mandíbula...

Jaejoong apretó con fuerza los dientes, intentando tragar saliva, pero no fue capaz. Sus cuerdas vocales vibraron haciendo eco del nudo que sentía a la altura de la garganta, y antes de darse cuenta siquiera de lo que estaba haciendo, un grito grave y gutural escapó de sus labios dejando salir toda la rabia que sentía hervir en su interior.


~o0o~—


Junsu se bajó del coche y siguió a Yoochun, que ya corría para meterse en el edificio. Su compañero no había dicho ni una sola palabra en todo el trayecto. Se había limitado a mirar la carretera nerviosamente y a retorcerse las manos como solía hacer Jaejoong cuando estaba nervioso. De no conocerlo, Junsu habría pensado que era una persona fácilmente impresionable...

Pero no lo era. Y que estuviese en ese estado de nervios no podía significar nada bueno.

Junsu había tenido razón. Todo el asunto del juicio había sido muy raro. Las declaraciones de Changmin, el nerviosismo exagerado de Yunho... y ahora de repente estaban ahí, en ese edificio que no habían pisado desde hacía demasiado tiempo, para tener en frente a las dos personas que más daño les habían hecho...

Y a las que seguían queriendo por encima de todo.

Había razonamientos que escapaban a la mente de Junsu, cosas que jamás podría entender así pasasen mil años. Pero lo que no cambiaba, lo que no podía cambiar, era el hecho de que, una vez formado el grupo, cuando todos habían aprendido a conocerse y aceptarse como eran, habían jurado que pasase lo que pasase siempre podrían contar con los demás. Fuesen cuales fuesen las circunstancias que los rodeasen. Junsu sabía que ninguno de los cinco había olvidado esa promesa, igual que sabía que ni uno solo se arrepentía de ella.

Yunho y Changmin estaban heridos, o les había pasado algo realmente fuerte. Sólo eso podía explicar la desaparición de Jaejoong y el estado ansioso de Yoochun cuando mencionó sus nombres. No sabía cómo se habían enterado, pero estaba seguro. Y probablemente era culpa de la compañía, la maldita SM y sus puñeteros modos de llevar las cosas. Junsu sabía mejor que nadie todo lo que se movía bajo la superficie, y ninguna de esas cosas era buena.

Se metió en el ascensor a la carrera, tras un Yoochun que ya había comenzado a pulsar frenéticamente el botón del piso a donde se dirigían, y se mentalizó para lo peor. En ese momento lo importante era ayudar a sus compañeros, fuese cual fuese su estado, curarlos y tranquilizarlos. Las explicaciones en ese instante le importaban muy poco. Las diferencias entre ellos, mucho menos.

Y una vez que hubiesen hecho eso habría tiempo suficiente para encargarse de quien quiera que se hubiese atrevido a ponerles una mano encima.

Ni siquiera se habían abierto las puertas del ascensor cuando llegó hasta ellos un grito desgarrado que les paralizó el corazón. Junsu y Yoochun se miraron, con los ojos muy abiertos y la respiración contenida, sabiendo a quién pertenecía la voz, imaginando lo que podía haber encontrado su hyung para que ese grito devastador y atroz escapase de sus labios...

Toda calma quedó olvidada. Junsu se lanzó contra la puerta del ascensor en cuanto comenzó a abrirse, golpeándose contra las hojas en su apresuramiento, pero ni siquiera lo notó. Todo lo que le importaba estaba en ese apartamento, todo lo que quería y deseaba. La puerta estaba abierta, y corrió hacia el interior, en dirección a las habitaciones. No podían estar en ningún otro lugar. Se dio cuenta vagamente de que Yoochun lo seguía, pero no se volvió ni una sola vez. No había tiempo.

Se detuvo al traspasar el umbral de la habitación de Yunho, justo detrás de donde Jaejoong estaba parado. En la cama, a medias despiertos, dos pares de ojos le devolvieron la mirada, pero Junsu fue incapaz de centrar la vista en sus rostros. No pudo porque era imposible ignorar todos los golpes que se veían sobre la piel de su dongsaeng, cubriendo su pecho y perdiéndose bajo las vendas que cubrían uno de sus brazos. Ni los golpes transversales que cruzaban el cuerpo de su líder y que sólo podían haber sido realizados por un látigo.

Junsu apretó los puños, incapaz de hacer o decir nada más. La visión dolía casi de un modo físico, y la rabia se acumuló en su interior, burbujeante, haciéndole desear salir corriendo de ahí y dejar en el mismo estado a todos y cada uno de los que habían participado en esa masacre. Porque en su mundo no podían acabar así las dos personas más fuertes que conocía.

Escuchó a Yoochun pararse justo a su lado y contener el aliento al ver lo mismo que él. Y luego, con voz demasiado alta y grave para lo que era habitual, gritar:

—¡IDIOTAS!
~o0o~—




Yunho intentó sentarse sobre la cama, llevándose la mano al vientre que sentía maltrecho y dolorido. Intentó no poner cara de dolor, disimular aun cuando sabía que era inútil, que había demasiadas señales en su cuerpo que lo delataban, pero no lo logró. Los pinchazos que sentía por todo el cuerpo ante el más mínimo movimiento eran demasiado agudos como para ser disimulados, ni siquiera con su mejor esfuerzo. Y en cualquier caso no iban a servir de nada, porque si de algo estaba seguro era de que las cuatro personas que había en esa habitación en ese momento eran las que mejor lo conocían. Mil veces mejor que su verdadera familia, y millones de veces más que cualquier otra persona que conociese.

El grito de Jaejoong fue el aguijonazo más doloroso de cuantos lo atravesaban en ese momento, porque llegaba y destruía una parte de su ser que no era física. Y el grito de Yoochun, pocos segundos después, le hizo comprender que no era una alucinación, producida quizás por la fiebre, sino que estaban ahí de verdad, contemplando angustiados las evidencias de lo que la SM había hecho de ellos.

Yunho gimió al incorporarse, incapaz de hacer que el sonido quedase retenido en su pecho. Y cuando intentó levantarse por completo, Jaejoong reaccionó, acercándose a la cama y obligándolo a permanecer en ella. Su compañero no dijo nada. Tenía los labios apretados y los ojos demasiado brillantes, como si estuviese tratando por todos los medios de contener las lágrimas. Su rostro expresaba tanto sufrimiento que parecía como si todos los golpes que cubrían su cuerpo los estuviese padeciendo él. Y Yunho se sintió una mierda por ello.

—¿Qué coño es lo que pretendíais? — Volvió a exclamar Yoochun, con voz fuerte y atormentada—. ¿Qué maldita neurona es la que falla en vuestra cabeza como para concebir un plan tan idiota?

No era casualidad que estuviesen ahí. De algún modo, no sabía como, se habían enterado. Conocían el trato y las condiciones del mismo, o al menos conocían lo suficiente como para enfurecerse y reclamarles semejante insensatez. ¿Qué podía responderles? ¿Que no había visto otra salida? ¿Que por más que había tratado de mantener a Changmin fuera de eso su dongsaeng se había negado? ¿Qué no merecía ni el respeto y la admiración que alguna vez habían sentido todos por él porque sólo era una persona? Era un ser humano terriblemente imperfecto, mucho más que cualquiera de sus compañeros. Siempre lo había sido. Y el encontrarse sin tres de ellos junto a él sólo había hecho salir a flote todas sus debilidades.

No los merecía.

—¿Es que en algún momento pasó por vuestra atrofiada mente que alguno de nosotros iba a consentir algo semejante? ¿O creíais que no nos íbamos a dar cuenta de nada? ¡Joder! ¡SOIS IDIOTAS!

Yunho no intentó interrumpirlo. Sabía que cuando Yoochun estaba tan alterado lo único que podían hacer era dejarlo hablar, sobre todo cuando en ese momento tenía toda la razón del mundo. Y por el suspiro que escuchó a su lado, procedente de Changmin, supo que su dongsaeng estaba pensando algo muy parecido.

Aun así, en un recóndito lugar de su interior, Yunho se sintió aliviado. Porque toda esa bravata sólo indicaba lo mucho que seguían importándole. Le hubiese gustado no haber dudado ni siquiera un instante de ello, pero su inseguridad innata había mellado sus convicciones a cada día que pasaban lejos. Y ahora que los tenía en frente, cabreados y dolidos, se daba cuenta de lo absurdo que había sido.

—Que vale que Changmin pueda tener ideas de bombero, siempre las ha tenido, ¿Pero secundarlo, Yunho? ¿Estar de acuerdo en semejante locura? ¿En algo que podría...

Su voz se quebró, incapaz de continuar poniendo en palabras un pensamiento tan tortuoso. Como si todo el cansancio que sentía le hubiese sobrevenido de golpe, Yoochun encorvó la espalda, apoyando las manos a los pies de la cama, sin apartar su mirada atormentada de ellos.

Y seguía habiendo tanta calidez en sus ojos...

Yunho apartó la vista, incapaz de soportar la crudeza que era capaz de transmitir Yoochun con una sola mirada, y sus ojos se posaron en la persona que más cerca tenía. Jaejoong no lo miraba, o al menos no a los ojos. Estaba esquivando su mirada con todas sus fuerzas, pero Yunho podía adivinar, por el temblor de sus manos mientras intentaba acomodarlo mejor sobre la cama, que seguía estando demasiado cerca del llanto como para abrir la boca. En cualquier otro momento hubiese secundado el sermón de Yoochun, y habría gritado más que nadie, pero no podía hacerlo. Verlos en ese estado, verlo a él, y sobre todo a Changmin tan malheridos, había sobrepasado su límite, y Yunho sabía que si abría la boca todo se vendría abajo.

Sintió un nudo atenazándole la garganta y un deseo feroz de rodear a Jaejoong con sus brazos e intentar calmarlo, o fundirse en llanto con él, le daba exactamente igual. Lo tenía ahí, y no quería dejarlo marchar, nunca más...

Sin pararse a considerar el terrible dolor que lo atravesaba de arriba abajo, Yunho levantó los brazos y atrapó a su compañero entre ellos con la poca fuerza que pudo reunir. Y sintió como a su lado tres personas contenían la respiración.
~o0o~—





Yoochun contempló como Jaejoong y Yunho se fundían en un abrazo y sintió, más que escuchó, el momento exacto en que su soulmate rompía a llorar en los brazos de Yunho, superado por todo lo que le provocaba la situación. Sabía que una gran parte de su compañero quería pegar a Yunho y a Changmin con todas sus fuerzas, hasta el agotamiento, hasta que entendieran lo gilipollas que habían sido por idear un plan tan absurdo. Pero Jaejoong no podía hacer eso, no podía incrementar el dolor físico que ya padecían, que estaban sufriendo por su culpa. Porque por más que les molestase, por más que rabiasen por lo que había pasado, por lo que habían decidido hacer, sólo una cosa estaba clara en todo ese embrollo, y es que lo habían hecho por ellos.

Es que era tan absurda la situación... Todos querían volver a ser cinco, entonces, ¿Por qué seguían separados?

Junsu avanzó hasta pararse a su lado, y Yoochun volvió la mirada hacia él instintivamente. Estaba completamente serio, y seguía con los puños apretados a ambos costados de su cuerpo. Él no sabía de que plan estaban hablando, pero Yoochun estaba seguro de que podía imaginar perfectamente que la SM estaba detrás de todo. Por eso no había preguntado. Por eso seguía esperando en silencio a que todos volviesen a ser dueños de sí mismos, él incluido, a que la tensión bajase aunque fuese un poco...

Pero no podía quedarse al margen. Porque por más que le molestase y por más que tratase de evitarlo, tenía los mismos sentimientos encontrados en su interior que el resto de ellos. Quería abrazarlos, quería pegarles, y quería salir a ajustar cuentas con quienes les habían hecho eso. Y predominaba lo primero.

Yoochun levantó la mano derecha hasta apoyarla en su hombro, y automáticamente las manos de Junsu se relajaron.

—Mataré a Kyuhyun —dijo entonces Changmin, dejándose caer sobre la almohada y poniendo los ojos en blanco.

Yoochun se giró hacia él, con el ceño fruncido ante su comentario. ¿Qué coño pintaba Kyuhyun en todo eso? Hubiese esperado que dijese cualquier cosa, cualquiera, porque en esas situaciones Changmin nunca reaccionaba como uno esperaba. ¿Pero mencionar al maknae de Super Junior? ¿Qué era lo que se había perdido?

Abrió la boca para preguntar, completamente desconcertado, pero antes de que pudiera hacerlo oyó la leve risa que causó el comentario en Jaejoong. Y cuando su soulmate giró la cabeza hacia Changmin, todavía entre los brazos de Yunho, Yoochun se dio cuenta de que no había parado de llorar, a pesar de la risa, y que simplemente era incapaz de decidir qué hacer primero.

La imagen lo enterneció, arrancándole una leve sonrisa, y apretó más los dedos sobre el hombro de Junsu inconscientemente.

—No te los mereces —dijo entonces Jaejoong, en apenas un susurro ronco y ahogado—, pero tienes buenos amigos. Kyuhyun cumplió su palabra.

—Sí, puedo darme cuenta —respondió Changmin sarcásticamente.

—Lo hizo —reiteró Jaejoong—. Le dijiste que no nos contara nada y guardó silencio. Pero no le dijiste que no pudiese darnos la dirección de tu blog para leerlo nosotros mismos.

Changmin volvió a poner los ojos en blanco y se llevó la mano a la frente con un gemido de frustración. Mas el sonido tenía tanto de real que borró inmediatamente la media sonrisa de Yoochun e hizo que Junsu volviese a tensarse. Realmente no importaba cómo se hubiese enterado Jaejoong, porque era una mentira que nunca iba a funcionar. Yoochun estaba seguro de que en algún momento lo habrían descubierto, y cuanto más tarde peor hubiese sido. Porque si los habían dejado en ese estado sólo por el juicio, ¿Cómo irían a tratarlos cuando la SM supiese que ellos jamás iban a volver a la compañía?

No quería ni imaginárselo.

—Sois idiotas —reiteró Yoochun, soltando a Junsu y rodeando la cama para acercarse más a Changmin—. Ese plan era completamente absurdo, y estaba abocado al fracaso. Os hemos dicho hasta el agotamiento que nunca íbamos a volver a la SM. Nunca. Y eso no ha cambiado.

Changmin cerró los ojos, a todas luces intentando ignorar sus palabras, pero no le iba a dejar escaparse. Ya no. Se habían acabado todos los rodeos, todas las conversaciones a medias y las discusiones absurdas. Sus compañeros habían decidido actuar, no importaba que la manera no fuese la correcta. Habían hecho algo. Y ahora era su turno. Porque Yunho y Changmin no podían ni siquiera soñar con que fuesen a dejarlos seguir en la compañía después de eso. Se pusiesen como se pusiesen.

—Lo que sí va a cambiar es vuestra situación, porque es evidente que vuestra capacidad mental es demasiado reducida como para que podáis seguir sin nosotros.

Sonrió, a sabiendas de que la situación no era la idónea para tal gesto. Pero es que la idea de tenerlos otra vez para ellos, de poder ayudarlos y gritarles y ver cómo recuperaban sus fuerzas y su ilusión, era tan atractiva que sólo imaginarlo le hacía sonreír...

Ya habían sufrido y llorado bastante.

Junsu se apoyó con las manos a los pies de la cama, como unos minutos antes había hecho él y, con voz completamente frustrada gritó:

—¿ALGUIEN ME PUEDE EXPLICAR DE QUÉ DEMONIOS VA TODO ESTO?


~o0o~—



Changmin giró la vista hacia Junsu, al igual que hicieron las otras tres personas que estaban a su lado. Su compañero había intentado aguantarse, callar y dejar que las cosas se calmasen, pero toda la frustración y la mezcla de sentimientos que guardaba dentro tenían que reflejarse de algún modo, y ese era el punto en que había explotado. Una vez que había comprobado que seguían siendo ellos, que bajo todos esos golpes y fracturas seguían estando el Yunho que los quería por encima de todo y el Changmin irreverente capaz de lograr que Jaejoong riese y llorase a la vez.

Yoochun sonrió, a su lado, sentándose sobre la cama con cuidado para no hacerle daño. Y Jaejoong se separó despacio de Yunho, nuevamente dueño de sí mismo, y se acercó a Junsu para responderle.

—No hace falta gritar, que todos tenemos buen oído —le reprendió.

Y Changmin no pudo evitar sonreír ante ello. Jaejoong estaba de vuelta, y Yunho y él eran sus niños enfermos. Tenían que ser tratados con suavidad, en todos los aspectos.

Yoochun también sonrió mientras apoyaba con cuidado la mano sobre el brazo que no tenía vendado. Era un gesto casual, apenas sin importancia, pero Changmin sabía que para Yoochun significaba mucho más. Porque en cualquier otro momento o lugar su compañero ni siquiera se acercaría, por miedo a hacerle más daño. Pero en ese instante necesitaba su contacto, saber que ni él ni Yunho se iban a desintegrar entre sus dedos como si de un sueño se tratase...

Y Changmin se dio cuenta en ese instante de lo mucho, muchísimo que necesitaba sentirlo también.

Movió su brazo vendado con esfuerzo y apoyó la mano sobre la de Yoochun, sin apartar los ojos de Junsu y Jaejoong.

—Este idiota tuvo la brillante idea de ofrecerle a la SM un trato, por lo que he podido deducir de esa última y críptica entrada de su blog —dijo Yoochun, dirigiéndose a Junsu, todavía con esa cálida sonrisa en su rostro—: Que los pegaran a ellos por cada cosa que nosotros hiciésemos que a los directivos no les gustase.

Junsu abrió mucho los ojos, y miró alternativamente a Yunho y a él.

—¿Qué? —preguntó incrédulo, frunciendo el entrecejo.

—La cosa no fue así —dijo, volviendo a poner los ojos en blanco.

—¿A no? —cuestionó Yoochun escéptico, volviendo la vista hacia él.

—No. Lo pintas mucho peor de lo que en realidad es.

—Salta a la vista —replicó, elevando las cejas y recorriendo con la mirada su cuerpo de arriba abajo.

Changmin negó con la cabeza, pero fue Yunho el que respondió, con un tono que sonaba completamente avergonzado.

—Sabíamos que os estaban haciendo la vida imposible, poniendo más y más obstáculos en vuestro camino. No dejaron que os contratase ninguna compañía, ni que sacaseis ningún disco. Ni siquiera una actuación en televisión o un pequeño concierto —murmuró atormentado, mirando intensamente a Jaejoong como si se estuviese justificando ante él—. Nunca iban a dejaros en paz, no hasta que descubrieseis que la SM era vuestra única alternativa y entonces... convertirían vuestra vida en un infierno.

Su voz no había temblado ni una sola vez, a pesar de la tensión y el gran sentimiento de culpa que lo embargaba. Porque Yunho, al igual que él, estaba convencido de que esa era la única solución, de que habían hecho lo correcto. A Changmin le había costado muchísimo hacérselo entender, hacerle ver que iban a obligar a sus compañeros a regresar y que entonces los tratarían peor que nunca. Y luego había tenido que lidiar con su negativa a que él se interpusiese, ni siquiera cuando le había explicado su plan. Porque para Yunho siempre sería más importante protegerlos a ellos del mundo que protegerse a sí mismo.

Sin embargo, Changmin ya no era un niño, y a Yunho no le había quedado más remedio que entenderlo.

—Y os ofrecisteis como carnaza —dijo Junsu, negando levemente con la cabeza—. ¿En serio pensasteis que la SM cumpliría su palabra? ¿Qué una vez que volviésemos nos tratarían bien?

Sí, sonaba realmente estúpido. Porque de una empresa que mentía en un juicio y creaba pruebas para salirse con la suya no se podía esperar honestidad. Y de una compañía que mandaba golpear hasta el agotamiento a sus empleados por la infracción más mínima no se podía esperar justicia. Pero era todo a cuanto podían aferrarse, aunque en ese momento ni siquiera podía recordar por qué le había parecido tan importante.

—Ya he dicho que son idiotas —dijo Yoochun.

—Desde luego —asintió Junsu.

Jaejoong no dijo nada. Se quedó mirándolos durante unos instantes, con todo el amor que era capaz de sentir pintado en el rostro, y luego avanzó hacia él, hasta pararse justo al lado de Yoochun. Y con voz queda y suave dijo:

—Hace meses que desistimos de buscar trabajo. Si nos hubieseis permitido contactar con vosotros, hablaros, podríamos haberos explicado por qué. La SM no es la excepción, sólo es una más. Todas las compañías buscan lo mismo y en cualquiera de ellas terminaríamos en una situación parecida: explotados física y mentalmente hasta que nuestra salud se deteriorase.

Changmin se quedó en silencio, mirando fijamente a su hyung, y luego la furia comenzó a invadirlo. ¿Y eso era todo? ¿Simplemente se iban a rendir? ¿Iban a dejar pasar sus sueños y sus ilusiones sólo por no enfrentarse al mundo en el que les había tocado vivir? Si no se hubiesen esforzado nunca habrían entrado en la SM, nunca habrían formado TVXQ y jamás se habrían conocido. Sus sueños los habían reunido y la ilusión los había hecho crecer, conocerse y madurar para convertirse en los hombres que eran.

Sin ellos no eran nada.

—¿Así que eso es todo? —dijo, sintiendo como la bilis subía por su garganta—. ¿TVXQ nunca volverá a existir?

Yoochun apretó el agarre sobre su brazo, y Changmin sintió el peregrino impulso de apartarlo de un golpe. En cambio, sus dedos presionaron con más fuerza la mano de su compañero, como si intentase impedir que huyera.

No quería creerlo. No podía ser el final. No después de todo lo que habían pasado...

—Vosotros decidisteis por nosotros y actuasteis en consecuencia —dijo Junsu, todavía a los pies de la cama—. Es nuestro turno. Porque si pensáis que os vamos a dejar seguir en la compañía viendo lo que han hecho de vosotros es que no nos conocéis.

—No nos hemos rendido, Changmin, nunca —añadió Jaejoong, y su perfecta sonrisa volvió a asomar a su cara—. Sólo hemos decidido luchar a nuestro modo. Como no existe una sola compañía que se adapte a nuestras necesidades, hemos decidido crearla. Por supuesto, llevará tiempo. Pero no tenéis prisa por ir a ninguna parte, ¿verdad?

Changmin frunció el entrecejo y miró desconcertado a sus compañeros, y luego a Yunho, que también parecía perplejo. ¿Crear una compañía? ¿Su propia compañía? ¿Dónde no tuviesen que depender de nadie más que de sí mismos? Si se trataba de empeño y esfuerzo nadie podía ganarles, eso era cierto. Y las posibilidades que ofrecía...

Negó levemente con la cabeza, cerrando los ojos y relajándose contra la almohada. Jaejoong, Yoochun y Junsu nunca habían dejado de buscar una solución, al igual que Yunho y él. Habían buscado a lo largo de todos esos meses lo mismo que ellos, una alternativa que los reuniera, y ahí estaba. Era buena y resultaba demasiado tentadora, demasiado atractiva...

¿Por qué no se le había ocurrido a él?



~o0o~—




14/02/2013U-know Yunho y Choikang Changmin abandonan SM Entertainment

Los cantantes Yunho y Changmin, ex-componentes del grupo musical Dong Bang Shin Ki, ya no pertenecen a la prestigiosa compañía de entretenimiento. Tras un mediático juicio de varios meses ante el Tribunal Superior de Justicia, que le dio la razón a la SM, se preveía que los cantantes Micky Yoochun, Xiah Junsu y Youngwoong Jaejoong volverían a formar parte del gran elenco de artistas de la compañía. Pero lejos de regresar, los ex-componentes pagaron la indemnización que les impuso el Tribunal para terminar desapareciendo por completo del panorama musical coreano. Entonces la separación entre los miembros del afamado grupo TVXQ parecía definitiva. Pero esta mañana todos los medios se han encontrado con un comunicado de SM Entertainment en el que se asegura que Yunho y Changmin ya no pertenecen a la compañía. ¿Será esto el fin de TVXQ?”



“21/04/2014
¿Posible vuelta de TVXQ?

Los rumores sobre una posible vuelta del famoso grupo musical Dong Bang Shin Ki han asolado el país en sólo unas horas. Después de más de un año de silencio, donde los ex-miembros han desaparecido por completo, no sólo del panorama musical, sino también de la vida social que tanto habían disfrutado en el pasado, por fin hay noticias de ellos. Las fotos que una fan ha logrado robar de los cinco componentes juntos han desatado la histeria entre las miles de seguidoras del grupo, sobre todo después de que los rumores hubiesen dado por supuesto un muro insalvable entre ellos. Nadie, ni reporteros ni fans, había logrado ver reunidas a las dos facciones en que se había dividido la banda. Las pocas fotos robadas que rondaban por internet solían ser individuales, y nada hacía prever que las relaciones entre los cinco integrantes hubiesen continuado. Pero tras estas nuevas imágenes, ¿Cabe esperar un próximo regreso de estos cinco Dioses del Este?”



“02/11/2014
Yunho, Jaejoong, Yoochun, Junsu y Changmin viviendo juntos de nuevo

Confirmado. Fuentes que no podemos desvelar han confirmado la noticia. Los famosos miembros de TVXQ están viviendo juntos desde hace más de un año en una población apartada, cerca de Seúl, una ubicación que no podemos revelar. La razón de este aislamiento parece nacer del deseo de vivir un tiempo apartados de las fans sin las interferencias de la prensa o la que había sido su compañía, SM Entertainment. Lo que queda claro es que ninguna rencilla o problema ha podido con su amistad, cosa de la que la mayor parte de sus seguidoras, sobre todo las internacionales, estaban seguras. Esta noticia mantiene viva la esperanza de todas esas personas que siguen esperando en silencio a que TVXQ renazca. Desde aquí esperamos que esas cinco estrellas puedan volver a brillar en el cielo.”


“26/01/2015
Nueva discográfica en Seúl

Una escueta nota de prensa, enviada por la agencia de relaciones públicas ‘Prain’, da a conocer la nueva discográfica creada dentro de la industria de entretenimiento coreana. Todavía no se conoce ninguno de los artistas que la AKTF va a promocionar, pero su primer éxito promete ser una revolución para el panorama musical actual. Esperemos que este sea el nacimiento de una prometedora empresa para el sector.”


“06/02/2015
TVXQ RENACE DE SUS CENIZAS

Corea, Asia y el Mundo están de enhorabuena. Los Dioses Nacientes del Este que más éxitos han cosechado en toda la historia de nuestro país han regresado, y al parecer para quedarse. Los cinco chicos que más pasiones levantan allá donde van nunca se rindieron. Todo lo que han tenido en mente en este largo periodo de silencio ha sido la vuelta del grupo y han trabajado duro para conseguirlo. La AKTF no es una discográfica más, sino la empresa que estos cinco chicos han levantado para poder seguir haciendo lo que tanto les gusta. Su primer single, ‘Forever’ suena desde hoy en todas las radios del país, y próximamente podremos disfrutar de sus apariciones en directo en las televisiones locales y nacionales. ¡Mucha suerte, Dong Bang Shin Ki!”


“18/02/2015
TVXQ aparecerá hoy en Inkigayo

Después del éxito arrollador de su single ‘Forever’, numero uno en todas las listas de venta desde el día de su lanzamiento, Dong Bang Shin Ki hará hoy su primera aparición pública oficial desde su regreso. Los cinco miembros acudirían al programa musical Inkigayo, donde, aparte de una apasionante entrevista, deleitarán a sus fans con una actuación en directo. Esta será la primera vez desde el 2009 que los cinco compartan un mismo escenario y armonicen sus preciosas voces para lograr que todos los presentes vibren con su talento.”


“04/06/2015
TVXQ inicia su gira asiática

Tras intensos meses de duro trabajo promocional, donde su disco ‘TVXQ Returns’ ha superado todas las previsiones de ventas, los cinco cantantes que componen el grupo musical Dong Bang Shin Ki inician hoy la gira asiática que los llevará a dar conciertos no sólo en Corea sino también en China, Tailandia, Singapur, Vietnam y Japón. Los miembros, quienes no han parado de repetir lo dichosos que se sienten por todo el éxito que están cosechando, dan su primer concierto esta noche en el estadio olímpico de Seúl, donde las entradas están agotadas desde el mismo día en que salieron a la venta. Para quienes tengan la suerte de poder asistir disfrutarán de un espectáculo de luces y sonido sin igual, en una actuación de casi tres horas. El primero de muchos conciertos en los que se augura lleno absoluto, y que con toda seguridad colocarán a TVXQ a la cabeza de la industria musical coreana en cuanto a ganancias.”


“15/12/2015
Dong Bang Shin Ki conquista el mundo

El grupo musical TVXQ lanza hoy al mercado su primer disco a nivel internacional. Las ventas de su último disco, ‘TVXQ Returns’ han sido espectaculares, tanto dentro como fuera de Corea. Pero el éxito de estos chicos no se ha limitado solamente a Asia. El gran número de encargos procedentes de Europa y América ha roto todos los records, provocando una ola nunca vista de turismo al continente Asiático con el único objetivo de asistir a alguno de sus conciertos. Esa respuesta desmedida de las fans ha hecho que los cinco decidiesen ampliar sus horizontes, lanzando un disco que podrá adquirirse en casi cualquier parte del planeta. TVXQ será desde hoy más internacional que nunca. El mundo está en sus manos, y pueden hacer con él lo que quieran.”



Changmin cerró el álbum, con una sonrisa nostálgica en los labios, preguntándose por qué Jaejoong lo habría estado revisando la noche anterior. Cuando su hyung había comenzado a recopilar los recortes de prensa, Changmin se había burlado hasta la saciedad. A Yunho le había parecido una magnifica idea, Yoochun se había entusiasmado, y Junsu los había ignorado. Pero en el fondo, Changmin estaba tan agradecido de volver a tenerlos juntos, de volver a bromear y reír sin que el peso de los problemas lo agobiasen, que había terminado colaborando con el proyecto. ¿Cómo? No tenía ni idea, pero en algún punto se había encontrado revisando la prensa y recortando alguna noticia para incluirla ahí.

Su sonrisa se amplió cuando sintió unos brazos rodearlo por detrás, y la cabeza de Jaejoong apoyándose en su espalda.

—¿Por qué? —preguntó simplemente, elevando el álbum para agitarlo frente a su compañero.

—Quería recordar todo lo que hemos pasado —respondió Jaejoong, sin dejar de abrazarlo.

—Te sabes de memoria cada uno de estos recortes.

Jaejoong no respondió. Se quedó como estaba, rodeándolo con sus brazos y con la cabeza apoyada en su espalda. Y Changmin no insistió más, porque sólo había una cosa mejor que esa, y era sentir a otras tres personas abrazándolo al mismo tiempo.

Como si lo hubiera invocado, Yunho entró por la puerta que daba al pasillo, mirando distraídamente dentro de su bolso con el ceño fruncido. Y entonces los vio y una sonrisa lenta y satisfecha se dibujó en sus labios.

—No hay tiempo para eso —dijo —. El avión sale en dos horas.

—Siempre hay tiempo para eso —replicó Yoochun, apoyado en el marco de la puerta que daba a la cocina—. Además, Changmin no es como tu. Estoy seguro de que tenía listo el equipaje desde hace al menos dos días.

Changmin se giró hacia su amigo, todavía sonriendo.

—Al contrario que tu compañero de cuarto —dijo—. Espero que hayas ayudado a Junsu con el equipaje o habrá que sacarlo a rastras de casa.

—Deberías respetar a tus hyungs —gritó la voz cantarina de Junsu, a su espalda, mientras arrastraba la maleta en dirección a la puerta—. Si Yunho no se ha dejado nada atrás, yo estoy listo.

Jaejoong se separó entonces de él, con una sonrisa que no podía expresar más felicidad, y Changmin, por instinto, amplió la suya.

—Esto tiene que salir bien —dijo, absolutamente convencido—. Primero América y luego Europa... ¡Tengo tantas ganas!

Changmin quiso contestarle algo sarcástico, algo del tipo ‘ya has estado en Europa, hay edificios y calles, como en el resto del planeta’, pero no fue capaz. Porque él se sentía exactamente igual de ilusionado. Puede que fuesen nuevos en esos países, y que les costase despegar, pero volvían a tenerse unos a otros. Y estando juntos triunfarían.... siempre.



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